El término italiano castello sirve para nombrar a cualquier edificio fortificado, tanto de carácter defensivo como residencias reales, nobiliarias o señoriales.
Para definir a una fortaleza de finalidad exclusivamente defensiva, la lengua italiana contempla el término rocca, que engloba a todos aquellas fortificaciones destinadas a la protección de un territorio o de una ciudad. Por lo general, están situadas en lugares estratégicos como puede ser la cima de un monte y cuentan con la capacidad necesaria para acoger a una guarnición militar.
Alrededor del castillo medieval, generalmente había un foso lleno de agua. Esta estrategia impedía la entrada del enemigo durante la batalla. Los castillos fueron rodeados por muros y torres, donde se situaban los arqueros y otros guerreros. En el calabozo, los reyes y señores feudales mantenían presos a los bandidos y enemigos capturados.
Muchos castillos tenían pasajes subterráneos para que, en determinado momento, los residentes pudieran huir. El castillo era el refugio de los habitantes del feudo, incluyendo los campesinos (siervos del señor feudal). Cuando llegaba la invasión enemiga, todos corrían a buscar refugio dentro de las murallas del castillo. El puente levadizo, construido con madera y hierro, era el único acceso al castillo.