Francia representa la libertad, la lucha por los ideales y el romanticismo. Goza de un gran prestigio en el mundo de la moda y la belleza.
Desde el punto de vista medioambiental, el país galo tiene las siguientes características:
Geografía: limita al noroeste con Luxemburgo y Bélgica, al este con Suiza, Italia y Alemania, al sur con el mar Mediterráneo, Andorra y España. Al oeste, linda con el golfo de Vizcaya y al noroeste con el conocido canal de la Mancha. Mónaco y la isla de Córcega —ubicada en el Mediterráneo— atraen a los amantes del turismo de lujo.
Suelos: predominan los suelos oscuros o pardos. Estos suelos, que se despliegan bajo los bosques caducifolios en un clima templado, son muy fértiles. El suelo francés se desarrolla a partir de arenas descalcificadas con una mezcla de arcilla gruesa y son principalmente de color rojo, debido al cambio ascendente de óxidos de hierro.
Clima: el clima de Francia es propicio para el cultivo. La mayoría del territorio posee un clima templado, aunque en el borde sur se halla un clima subtropical.
Fauna: las especies animales son típicas de la región europea. Entre los mamíferos más comunes se hallan el corzo, el jabalí y el ciervo. En los Altos Alpes se encuentran liebres, conejos y diversos tipos de roedores que aparecen en las selvas y en los campos planos. También pueden verse especies como el zorro, el gato montés y el genet.
Flora: la vegetación está completamente relacionada con el clima, por lo que en Francia hay dos divisiones desiguales. Gran parte del país se localiza dentro de la región vegetativa biogeográfica Holarctic, propicia para el crecimiento de árboles como el roble, el pardo, el pino y el haya (ubicada en las tierras más altas). La vegetación Heathland es también común en este país.